Andreas Hahn
Pensamientos
Una descripción biográfica de mi camino

Es acaso el tiempo en galerías y museos una cosa del pasado para las creaciones artísticas? Es su alcance demasiado pequeño, su espacio limitante en demasia, excesivamente estrecho mediante este “ver y ser visto” en el contexto de una galería, una especie de consumo estético, solo una nostalgia póstuma de una época pasada?
Un objeto de arte ciertamente puede salirse de esta prisión estéril y entrar a una relación ampliada con los seres humanos y el medio ambiente. El artista, como protagonista, puede descender de su solitario trono, hecho por sí mismo, para sacrificarse y compartir con gracia las obras creadas en aislamiento, con otros seres humanos y en relación con la naturaleza.
Estas frases proceden de anotaciones en un diario escrito en la Isla Canaria de La Palma en 2008.
Mi búsqueda artística comenzó de manera contemporánea y clásica con el propietario de una galería en 1994. Se llevaron a cabo numerosas exposiciones en galerías y otros lugares, acompañadas de encuentros estimulantes pero en su mayoría unilaterales.
Este camino terminó en un callejón sin salida. Sentí que se necesitaba algo nuevo. La exploración resuelta y ensimismada en mi búsqueda de la perfección del color y la composición que abarca todo tipo de temas, relegó a un segundo plano la cuestión del significado y el propósito del arte actual.
El cambio comenzó en 1995 cuando obras destinadas a un espacio interior necesitaron ser reelaboradas para un entorno exterior. Dos consideraciones y requisitos estaban en primer plano: primero, que los objetos de arte debían ser bienes comunes dignos del discurso comunal y no pertenecer exclusivamente a lugares organizados y programados. En segundo lugar, que el Asuncion del significado y propósito del arte es una cuestión pública que el individuo por sí solo no puede difundir y profundizar por sí mismo, o sí misma.
Así, comenzaron las exposiciones en espacios urbanos. A partir de entonces, las zonas peatonales, los parques y las plazas públicas sirvieron para integrar las obras de arte a la vida cotidiana. El discurso esperado, sin embargo, sólo podia desarrollarse superficialmente. Simples reacciones emocionales como la simpatía y la antipatía hacia la obra de arte, a través del flujo constantemente cambiante de personas con prisa, impidieron que se produjera una conversación más profunda.
Otros pasos se dieron en la isla canaria de La Palma entre los años 2000 y 2008. En ese momento, la tradicional forma rectangular de cuadros y objetos se convirtió para mí en una representacion del conformismo, de formas tradicionales de pensar y hacer las cosas. Imágenes tridimensionales irregulares fueron esculpidas y se eligieron varios materiales para escapar de esta prisión. La necesidad de colocar al objeto de arte elegido y a la naturaleza en una relacion mutua, surgio del impulso por superar los límites puestos por los espacios de la galería, de forma que fuera posible encontrar y crear nuevos y desconocidos ambitos y situaciones.
Una mayor conciencia surgió principalmente a través del movimiento constante de colocar la misma obra de arte en diferentes situaciones naturales, renovando así la relación entre ellos, un proceso que reemplazó los espacios rectangulares de paredes estáticas de las salas de estudio. La fotografía se convirtió en el medio para capturar y registrar estos momentos.
Tanto la belleza como la vulnerabilidad se hicieron cada vez más evidentes y transmitieron la impresión de que todo lo que existe en su respectivo estado es profundamente artístico en un sentido más profundo.
Una oportunidad para profundizar en este desarrollo se presentó en Medellín, Colombia, entre 2016 y 2019. Allí, el objeto de arte, en este caso pinturas clásicas, se utilizó para este propósito ampliado. Tenía la intención de servir como catalizador para profundizar tanto el intercambio personal como las ideas sobre cuestiones de nuestro tiempo.
Tanto la belleza como la vulnerabilidad se hicieron cada vez más evidentes y transmitieron la impresión de que todo lo que existe en su respectivo estado es profundamente artístico en un sentido más penetrante.
A diferencia de anteriores exposiciones de ciudad, ahora se buscaban y se encontraban lugares y personas donde una mayor duración de estos encuentros, para la ampliación y profundización de las cuestiones mencionadas, fuera posible y pudiera tener lugar. Aquí también, el medio de la fotografía se utilizó como forma para capturar instantáneas de estos encuentros.
Esta nueva alianza de objeto de arte, ser humano en movimiento, en conversación -y las fotografías tomadas- se convirtió en una expresión de belleza y vulnerabilidad.
Estos encuentros y movimientos profundos y conscientes se experimentaron como sanadores. En consecuencia, los objetos de arte tuvieron que escapar de sus nichos conformistas y ubicarse en el contexto de obras de arte infinitamente mayores, cuyas expresiones externas se revelan en la diversidad de entornos y seres humanos individuales.
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